Un sabroso dulce típico de Semana Santa
Estas rosquillas son un dulce típico del tiempo de Cuaresma y están buenísimas, tanto para el desayuno como a la hora de merendar. Sus ingredientes son muy básicos y la preparación es bastante sencilla, aunque es necesario añadirles unas gotas de amor y una cucharadita de paciencia. Teniendo en cuenta estos requisitos, las manos en la masa y ¡a disfrutar!
INGREDIENTES: 3 huevos, 1 vaso de azúcar, ½ vaso de de aceite de oliva, 4 vasos de harina, dos limones, un sobre de levadura y aceite de oliva para freír. Las medidas están tomadas en referencia a un vaso de agua de tamaño normal, con una capacidad aproximada de un cuarto de litro.
ELABORACIÓN: Lo primero que tenemos que hacer es poner al fuego el ½ vaso de aceite de oliva y echarle la cáscara de un limón para que tome sabor. Retirarlo del fuego una vez conseguido este propósito, sacar el limón y dejar enfriar el aceite. A continuación echamos el sobre de levadura en la harina, lo mezclamos muy bien y lo reservamos. Finalizadas estas dos tareas, empezamos a preparar la masa de la siguiente manera: separamos las yemas de las claras de los tres huevos, ponemos en un recipiente las claras y las batimos hasta que alcancen el punto de nieve. Les agregamos entonces las yemas, el vaso de azúcar y la rayadura de un limón. Añadimos el aceite con sabor a limón que habíamos dejado enfriar y lo mezclamos todo. Seguidamente empezamos a echar la levadura ligada con harina que habíamos reservado y vamos formando la masa con las manos hasta que consumamos el total de la cantidad. La masa debe quedar compacta y lo suficientemente dura para que puedan formarse las rosquillas. Es aconsejable dejarla reposar unas horas antes de modelar las rosquillas. Trascurrido ese tiempo vamos formando tiras de masa y uniéndolas por los extremos para que adquieran la forma característica. Cuando tengamos las rosquillas preparadas las freímos en aceite de oliva a fuego medio. Debemos procurar que el aceite no llegue a calentarse mucho porque si lo hace se quemarán las rosquillas por fuera y por dentro quedarán crudas. Aquí recomiendo tener mucha paciencia, freírlas a fuego lento y sacarlas cuando el color que adquieran sea dorado. Una vez fritas se van sacando en un escurridor para que suelten el aceite, o en un plato cubierto de papel de cocina.
Las rosquillas no deben tomarse hasta que se hayan enfriado del todo. Llegado ese momento, se pueden comer tal como están; envueltas en azúcar o en una mezcla de azúcar y canela molida, dependiendo de los gustos de cada cual.
¡Espero que os animéis a prepararlas y las disfrutéis mucho!